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Usted tiene que escuchar Luciana Morelli

Al comenzar el año 2016, que sea escuchando jazz. Y preferiblemente de una joven cantante de Buenos Aires. Tenemos el mayor afecto para presentar Luciana Morelli: más de una revelación, un talento con el poder de encantar con el jazz que brota de sus interpretaciones. 

07/01/2016 – Wilson Garzon

Wilson Garzon – Naciste de una familia musical? Cuando decidiste a ser cantante?
Luciana Morelli – Hasta hace no muy poco pensé que era la primera en la familia en dedicarme a la música, pero hace unos años mi abuelo paterno que ya falleció, me contó que su abuelo, Domingo Morelli, tocaba el violín y además dirigió una orquesta en Buenos Aires cuando vino de Italia. Así que en verdad ese es el primer antecedente de un músico en la familia, hasta donde sé. Por otro lado, en mi casa siempre se escuchó mucha música y viví desde chica entre los discos más variados de los cuales mis favoritos eran “Unforgettable” de Natalie Cole y un compilado de Lionel Hampton, sin contar que mi mamá me dormía cantándome temas de Charly García. Esa variedad de música creo que me hizo una persona muy curiosa y siempre traté de escuchar distintas músicas y profundizar en lo que más me interesaba.

Luciana Morelli, sola y con Santiago Lamisovski(bajo), Nicolás Lowry (sax), Ernesto Amstein (p) y Guillermo Harriague (bat); Juan Filipelli (g), Diego Uriarte (saxo), Guillermo Harriague (bat), Martín Ameconi (p), Luciana y Santiago (bajo). (foto: Santos Loza (1, 6 y 7), Catu Hardoy (2 y 3))
Luciana Morelli, sola y con Santiago Lamisovski(bajo), Nicolás Lowry (sax), Ernesto Amstein (p) y Guillermo Harriague (bat); Juan Filipelli (g), Diego Uriarte (saxo), Guillermo Harriague (bat), Martín Ameconi (p), Luciana y Santiago (bajo). (foto: Santos Loza (1, 6 y 7), Catu Hardoy (2 y 3))

No hay momento de mi infancia en el que no me recuerde cantando. Pero creo que fue cuando empecé a estudiar Comedia Musical, donde tuve mis primeras experiencias en un escenario cantando para un público, que supe que quería hacer esto por siempre…

WG – Como fué tu formación como cantante?
LM – Mi formación comenzó a los 16 años en la Escuela de Música Popular del Sindicato Argentino de Músicos, pero para mí empezó a los 8 cuando empecé con el musical. Porque por más que era muy chica, todo lo que transité en esos años creo que fue determinante para lo que hice y hago ahora, y me enseñó muchísimas de las cosas que hoy sigo aplicando. Luego estudié en el Instituto de Música Popular del SAdeM y me recibí como cantante con orientación en Jazz. En la carrera tuve de maestras de canto a Luna Monti, Sandra Peralta y a Laura Hatton en jazz. Luego me seguí formando con Guadalupe Raventos y Marina Rama.

WG – Como ha entrado el jazz en tu vida?
LM – El jazz entró en mi vida a través de los discos que escuchaba mi papá. Cuando tuve un reproductor de música en mi cuarto me los apropié y escuchaba el mismo cd toda la semana hasta que sabía más a o menos todas las melodías y después pasaba a otro. Eso me estimuló a investigar por mi cuenta otros músicos de jazz.

WG – Que cantantes y músicos fueron importantes en tu carrera?
LM – En mi carrera, fue muy importante el trío de cantantes de siempre, Ella, Sarah y Billie. Y obviamente Frank Sinatra, Betty Carter, y taaantos más. Pero además, investigué lo que se hacía en mi país y me interesaba escuchar a las cantantes argentinas porque yo quería saber qué se hacía acá con esa información… me acuerdo que en una clase de danza jazz cuando tenía 14 años, estábamos bailando una coreografía con una versión de “Cry me a river” que nunca había escuchado, le pregunté a la profesora y me prestó un cd, era de Ligia Piro, me lo copié y ahí empecé a buscar más y a escuchar a Laura Hatton, Guadalupe Raventos, Delfina Oliver, y más tarde a Barbie Martínez. Creo que para mí ellas fueron las referentes que me mostraron que era posible cantar jazz en Argentina. Y otros músicos contemporáneos que me fascinaban son Pat Metheny, Michel Petrucciani, Cassandra Wilson, Diana Krall y Esperanza Spalding. Hay mil más pero nombro los primeros.

WG – En que grupos estuviste actuando por los jazzclubs y festivales?
LM – Este es el primer grupo con el que tuve la oportunidad de cantar en el circuito de los clubes de jazz y con el que participamos este año en el Festival Internacional de Jazz de Buenos Aires. Además canté en otras formaciones de jazz pero que no tuvieron tanta trascendencia, pero en los que aprendí mucho. Por otro lado, canto en el grupo de tango Tamango, con el que editamos nuestro segundo disco recientemente y también canto y hago arreglos vocales en el trío vocal fememino Maluca con el que interpretamos un repertorio de folklore latinoamericano a voces y percusión.

WG – Cuando surgió el quinteto? Como has elegido los músicos?
LM – El quinteto se formó en el 2012, luego de probar varias formaciones y repertorio, decidí armar un grupo para cantar jazz que era algo que tenía pendiente y es el estilo que más me llena. En ese momento comenzamos a elegir el repertorio con Martín Ameconi, mi pareja y quien grabó el piano en el disco, y a nosotros se sumó Diego Uriarte que lo conocía por haber compartido un espacio en el que dábamos clase y él me recomendó a Guillermo Harriague y a su vez Guille me recomendó a Santiago Lamisovski, asi que en verdad como grupo nos conocimos haciendo música y eso fue genial.

WG – En 2014 grabaste “Mandala”. Cual es el propósito de este disco?
LM – Cuando llevamos un año de tocar con el grupo, mi objetivo era grabar un disco porque creo que es una herramienta muy importante de divulgación y presentación. Yo tenía algunos temas que venía componiendo, algunos más viejos y otros más recientes, pero como no soy una gran compositora, eran pocos y además no todos me gustaban para grabarlos, así que elegí cuatro y unos meses antes de grabar compuse “Mandala” que terminó siendo el título del disco porque creo que es el tema más logrado según nuestra estética. La propuesta del disco es la que se puede leer de la relación entre los temas y tiene que ver con explorar las posibilidades de la voz y su relación con la música y la palabra. Primero quería que la voz no siempre esté por delante sino que pueda ser parte del todo.

De los cinco temas de mi autoría sólo uno tiene letra, y me pareció que esa tenía que ser la impronta del material, la impotencia que pueden tener las palabras en algunos momentos. Por eso en el librito que acompaña el disco escribí que “a veces, sólo la música es la palabra justa”. Y debo decir que en ese camino los discos de Esperanza Spalding fueron una guía muy importante, porque no conozco tant@s cantantes que canten sin letra (más allá del scat). Hoy puedo decir que lo que hace Jazmín Prodan va en una dirección similar, que la descubrí hace un par de años y su música me parece maravillosa. Así que fue muy difícil pero al mismo tiempo hermoso el camino, y principalmente por todo lo que aprendí de mis compañeros y profesores que me acompañaron en ese momento. Marina Rama y Juan Tarsia, pianista y cantautor con el que tomaba clases de piano, fueron claves en ese momento, me dieron muchos consejos y me acompañaron en el proceso de la grabación.

WG – Los standards haciam parte de tu repertorio?
LM – Con el grupo veníamos tocando mis temas y algunos standards, además de los que terminaron en el disco, pero a la hora de concentrarnos en la grabación decidimos dejar de lado los standards que nos parecían que no iban con la estética de mis temas y con la línea que habíamos forjado como grupo. Y por otro lado, considero que a veces es difícil que el público se preste a escuchar algo nuevo de un grupo o de una cantante como yo que recién empiezo, y por eso la función de los standards en el disco, además de ser temas que nos gustan mucho y que tienen arreglos interesantes que los mantienen frescos, es la de acercar al oyente y hacer un puente para que nos conozca y que se acerque también a los temas originales.

WG – “Confusión”, “Mandala”, “Yo vi eso y era un sol”, “Ausencia” y “Canción para Diego” son composiciones tuyas? Contános un poco sobre cada canción (cuando fué creada, el concepto).
LM – Sí, los cinco temas son míos, pero como toda la música, hubieran sido nada sin mis compañeros que los hicieron sonar.
“Confusión” comenzó siendo un ejercicio de componer un blues en tonalidad menor que luego rearmonicé. En ese momento estaba pasando por una “confusión” amorosa y decidí ponerle el título, nunca pude ponerle letra y decidí dejarlo así porque me gustaba el sonido y me gustó mucho más cuando lo probamos al unísono con el viento.
“Mandala” fue uno de los últimos temas que compuse, y fue durante una tarde en la que estaba estudiando piano y me surgió la frase que toca el contrabajo, probé loopeándola y arriba empecé a tocar otras frases y las grababa y así se fue armando el vamp y la melodía. Me acuerdo que me era difícil salir de ese vamp en la parte B, porque el tema necesitaba que se abriera para no ser siempre igual. Entonces llevé el tema a la clase de piano y Juan me orientó para terminarlo.

“Yo vi eso…” lo compuse en el 2011 una tarde en Entre Ríos, después de asistir a una masterclass de Bobby McFerrin en Buenos Aires. En esa charla contó una anécdota que me tocó mucho, que a su vez se la había contado Yo-Yo Ma, y tenía que ver con el anclaje de la música en el instante, el significado de la música para algunos pueblos que está relacionado con lo efímero, la imposibilidad de repetir una melodía que se acaba de cantar porque ya es otro el instante. Y al concluir nos dijo que tratemos de grabarnos por 5 minutos cantando sin parar. Entonces empecé a hacer eso, y así surgió este tema tan raro.

“Ausencia” y “Canción para Diego” son los más emotivos, porque fueron compuestos desde un estado emocional y a partir de situaciones puntuales. El primer tema lo compuse en el 2011, después de terminar con una relación a distancia que duró unos seis meses que fueron muy intensos, me dejó muchas cosas hermosas pero también un gran vacío causado por la desilusión de darme cuenta que no ibamos a poder encontrarnos jamás, asi que la letra habla de lo que yo sentía en la distancia, en la que un día que pasaba sin un nuevo correo electrónico era una desgracia.

Y el segundo, lo compuse para un chico llamado Diego, que hoy no creo que sea tan chico, que asistía a un taller de música para niños que coordinabamos con un amigo en un comedor en una zona muy vulnerable del barrio de La Boca. Íbamos a buscar a los chicos uno por uno por las casas y eso era muy importante para ellos y con Diego habiamos construido un vinculo muy especial de confianza y nos contaba muchas cosas muy fuertes de su realidad. Nos vimos desbordados en nuestra función de “profesores de música” pero ganamos mucho en los vínculos que se generaron. Tampoco tiene letra, porque fue el último dia que lo vi y estaba muy impactada por todo lo que fue el proceso del taller. No tenía palabras para eso, de hecho en este tema casi que no canto, es pura emoción para mí y tiene una estructura muy clara que termina en una explosión. Y suena exactamente como me lo había imaginado, con mucha fuerza casi desgarradora que le da el sonido del saxo que en vivo es mucho mejor, claro.

WG – Te gustó la recepcion de la crítica? Y como está la divulgación de “Mandala”?
LM – Estoy más que feliz con la recepción que tuvo el disco principalmente porque es mi primer disco y viendo todo el camino que trazamos desde la grabación hasta hoy, me siento muy orgullosa, feliz y muy agradecida con mis compañeros, con mis colegas y con todos los periodistas del circuito que se tomaron el trabajo de escuchar el disco, hablar de él, invitarme a su programa, recomendarlo. En principio cuando lanzamos “Mandala”, invertí en la prensa para difundir la presentación del disco que fue en mayo de 2014 en Circe, pero lo mejor llegó este año con la participación en el ciclo Música en los Bares Notables 2015 del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y el Festival de Jazz de Bs As.

Estas fueron las primeras veces que una instancia ajena me convocó a mi y al grupo para tocar. Son instancias de legitimación que a uno lo ponen muy contento porque es una forma de reconocer tu música y el trabajo que hay detrás. Hasta ese momento, todos los lugares en los que había cantado fueron autogestionados, conseguir fechas en clubes de música y de jazz y convocar gente, siempre todo a pulmón. Y así va a seguir siendo, pero siempre es agradable ver cómo eso da sus frutos.

WG – Qué proyectos está pensando en desarrollar para el futuro? Piense en llegar a Brasil para presentar su trabajo?
LM – Para el año que viene estoy armando un nuevo repertorio con Ernesto Amstein, el actual pianistas del grupo. Tengo la idea, si todo se da, de armar un espectáculo de Cine y Jazz en el que interpretemos temas de musicales estadounidenses de las ’50 aproximadamente y se hagan proyecciones. Asi que el año que viene durante el verano calculo que nos vamos a dedicar a terminar de elegir y arreglar los temas. Y por otro lado, quiero continuar con el proyecto de mi grupo, quizá no sigan los mismos músicos ya que algunos tienen otros proyectos y ya hemos compartido varios años, pero sí seguirá con la misma intención estética y con composiciones originales que todavía están por llegar. Los logros de este año me hacen sentir que estos dos años de tocar el disco “Mandala” cumplieron un ciclo, pero que el camino recién empieza, y estoy muy estusiasmada porque no sé todavía cómo va a ser. Me encantaría ir a Brasil a presentar el disco, pero por ahora no hay proyectos de hacerlo.

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Luciana Morelli – Mandala