‘Terere’: el segundo trabajo de Diego Bruno
Wilson Garzon – En tu entrevista al sitio Clube de Jazz (11 /03 /2009*) mencionaste que tenias varias composiciones que te gustaria grabar en el segundo CD. Algunos de estos temas están presentes en Terere?
Diego Bruno – Seguramente sí, creo que tenía Bolero y La Salvadora. También hay muchas composiciones de esa época que no entraron por una cuestión conceptual. Las demás composiciones son más recientes, algunas se generaron durante la época de ensayos pre grabación. Por lo que podría decir que la idea del disco fue un poderoso motivador para componer.
WG – Durante el tiempo entre “Reflejos” y “Terere” que has hecho con relación a tu música?
DB – Reflejos salió en el 2008, lo presenté en Salvador y un par de veces en Buenos Aires. Después estuve tocando en Salvador por un tiempo hasta que decidí volver a vivir a la Argentina en 2012, desde mediados de 2012 hasta ahora estuve dando muchas clases y toqué muy poco y con grupos armados para la ocasión, con grandes músicos, pero eran tocadas eventuales, hasta que me di cuenta que no me satisfacía tener solo grupos para la ocasión, con uno o dos ensayos para ir a tocar o hasta ir a tocar sin ensayo. Me encanta hacer eso también, pero no hacer “solo” eso. Y entonces con la colaboración y la complicidad de Diego empezamos en 2014 a pensar en este proyecto que aborda ritmos latinoamericanos con un enfoque jazzístico, algo que no es nada nuevo, pero que me satisface mucho.
WG – Como encontraste a Diego Wainer, Nahuel Bailo y Pablo Favazza? Ellos hacian parte de tu grupo regular?
DB – A Diego Wainer lo conozco desde muy joven, creo que desde los 21 años más o menos y tocábamos mucho juntos. Él es un músico muy sensible y de muy buen gusto y compartimos el amor por el jazz y la música brasileña desde siempre.
A Pablo Favazza, el más joven del grupo lo conocí por recomendación de Diego, vino un dia a tocar con nosotros en trio y me gustó su versatilidad para tocar diversos ritmos y su musicalidad, es un fenòmeno y tiene una actitud muy positiva para probar cosas y experimentar con ritmos.
A Nahuel Bailo lo conocía desde hace bastante, pero nunca habíamos tocado, justo coincidió que cuando yo volví de Brasil, él había vuelto de México y lo invitamos a tocar con Diego y Pablo un dia, y me encantó porque tiene unas ideas muy interesantes en todo sentido, rítmico, armónico y melódico y también se adapta con mucha versatilidad a los diferentes estilos. Le ofrecí integrar el proyecto y aceptó. Lo más lindo de todo esto es que todos se comprometieron con la música aportando ideas y dándole forma y eso se escuchó en Tereré.
WG – Contános un poco del concepto de cada una de las composiciones.
DB – Organismo Sensible es de la época de los ensayos para grabar, es una bossa abierta con un 12/8 en el medio y requiere de mucha atención para tocarla ya que tiene pasajes rubato y la forma no es muy común.
Tereré es un tema que hice en Salvador y lo adapté al ritmo de chamamé, y me gustó mucho como quedó, con un clima leve y sútil.
Gabi, que está dedicado a mi pareja, es un tema inspirado en la música de Gismonti, me acuerdo de escuchar mucho Memoria e Fado, y también Agua e Vinho, composiciones que me conmueven mucho, y traté de evocar esa atmósfera. es como un choro lento, que, en los solos, va mutando a otra cosa que no sé qué es, para luego volver al choro.
Ecos De Tambores es un candombe, ritmo uruguayo, negro y rioplatense, que nació también en medio de los ensayos, lo llevé un dia, lo tocamos y salió solito.
Bolero es, por supuesto, un bolero y es de la última época en Salvador, un tema corto y armónicamente denso con una intro/interludio en donde me quedo improvisando hasta finalizar.
La Salvadora es una chacarera, ritmo argentino, y como lo compuse en Salvador se llama asi. Es una chacarera poderosa, con una hermosa intro de bombo leguero y un solo de batería al final.
Y por último De Noche y Niebla, una milonga bien urbana y melancólica, donde el piano va arpegiando un arreglo, mientras la guitarra expone la melodía, me imagino un tipo caminando solo en la noche fría, sufriendo un desamor, con olor a alcohol y una niebla que se lo traga, bien cliché!
WG – Como sigue el lanzamiento de este segundo disco? Como está siendo recibido por la crítica?
DB – Recién estoy empezando a mandar el CD a algunos lugares, revistas, diarios, blogs y radios, donde espero que salga alguna reseña. Así que no tengo mucho todavía, espero que sea buena, algunos amigos ya me programaron en radio en programas de jazz y hasta en una que pasa folklore argentino, eso me pone muy contento, porque es una música que encaja en distintos géneros, por suerte. Espero poder conseguir buena difusión y obviamente si hay buenas críticas mejor. Aprovecho para agradecerte públicamente este espacio que nos ayuda a los músicos a divulgar nuestro trabajo. Algo que me falta y quiero mucho es presentarlo en vivo, pero ese es un tema candente. Para algunos no está fácil la cosa acá, si bien hay lugares para tocar, a algunos se nos complica el acceso a esos lugares. Espero poder conseguir pronto algún lugar lindo para hacerlo, estoy trabajando en eso.
WG – Con relacion a Brasil, piensas retornar? Que proyectos teneis en la mente para los próximos años?
DB – Con respecto a Brasil, siempre quiero regresar, no creo que a vivir pero si ir de visita ya que tengo muchos afectos y raíces también allá. Me encantaría poder ir a presentar este trabajo en el cual hay mucho de Brasil, vivir allí me acercó increíblemente a la idea de querer hacer música que tenga más que ver con nuestros ritmos, si bien es difícil, porque algunos de ellos no tienen la misma elasticidad que el jazz, a la hora de improvisar interactuando. Pero es un lindo desafío para mí, buscar ese delicado equilibrio. Espero que podamos mantener este grupo y salir a tocar, tanto en Argentina como en otros países, para ver si podemos hacer crecer este proyecto, que me está dando muchas alegrías en lo que a objetivos artísticos se refiere.
WG – En la actual escena de jazz en Buenos Aires, crees que hay espacios suficientes para los músicos?
DB – El tema de los lugares para tocar, como ya te dije, siempre está en discusión. Hay espacios, pero también hay muchos músicos. Seguramente no es proporcional la cantidad. Algunos músicos se mantienen tocando regularmente. Yo te diría, a riesgo de ponerme polémico, que algunos lugares privilegian algunos aspectos por sobre lo artístico, y tienen una política de programación al menos discutible, para mi gusto, pero creo que en todos lados debe ser así, y siendo lugares privados hay que tratar de adaptarse a esa situación, ya que cada uno tiene su criterio. Otra opción es intentar crear nuevos espacios, lo que no es nada fácil en estos momentos. Por otro lado hay espacios que dependen del estado como el Festival de Jazz de Buenos Aires, el Centro Cultural Kirchner y la Usina del Arte, y están dando la posibilidad de mostrar su arte a varios músicos, lugares a los que también queremos ingresar para presentar nuestro trabajo.